El recuerdo le pasaba factura. Ella quería olvidarse de todo, pero al mismo tiempo presentía que aquel encuentro fortuito la iba a fortalecer aún más como persona. Las emociones, amarguras y sinrazones volvían a hacer mella en su cerebro.
Tengo que olvidar, decía sollozando una y otra vez. No me puede pasar esto a mí de nuevo, repetía insistentemente.
Alvaro, el hombre de su vida volvía aparecer como un relámpago en su camino. Cuántas noches había soñado, reído y llorado por él.
Cada vez que recordaba lo bien que lo habían pasado juntos, se olvidaba de aquellos malos momentos en que los celos habían acabado aquel cuento de hadas.
Los celos, ese mal consejero...
Enigma
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