domingo, 6 de enero de 2008

Parte 37, 38, 39, 40, 41, 42.

Parte 37

En eso, a Charo le entraron las ganas que ella siempre había tenido. Ella había deseado a Alonso pero siempre lo escondía por el miedo a que su esposo la dejara, y a que al querer intentar algo con Alonso, no funcionara de verdad.

Charo se acercó lentamente adonde estaba sentado Alonso, cerró la puerta de una patada, y trató de seducirlo. Alonso, siendo –si se puede decir inteligente- aceptó esa seducción, y tuvieron un romance de una noche.

Charo llegó a su casa de madrugada, mientras su esposo aguardaba por ella muy preocupado. Charo trató de explicarle que había estado ocupada en unos casos urgentes, pero su esposo no le creyó. Le había llegado un chisme de que Charo se había acostado con Alonso. Él no sabía si creer este gran chisme o creerle a su esposa, pero decidió no creerle a ninguno y se fue de su casa.

Al no tener a dónde ir, llegó a casa de una de las amigas de Charo, Pamela, la cual siempre había estado interesada en conocer a Tomás, el esposo de Charo. Él le platicó lo ocurrido y ella aceptó darle alojamiento mientras se arreglaban las cosas.

Al siguiente día, Charo llegó as u trabajo y en cuanto entró, fue a la oficina de Alonso, pero é no estaba. Le personal le dijote él no había llegado, que muy posiblemente no fuera a trabajar ese día. Charo se sintió desconsolada porque ella tenía que arreglar las cosas con él.

Al terminar el día, Charo decidió ir al apartamento de Alonso, pero cuál fue su fortuna que él no estaba tampoco allí. Solamente había una nota que decía: “No me busques, estoy tan lejos de ti, en lo mas profundo de tu alma, tratando de salir”.

Charo se preocupó mucho. Se fue hacia su casa. Al llegar no había nadie, su esposo no llegaba aun. En eso sonó el teléfono y, como ella no alcanzó a atender, en el contestador una voz dejaba el mensaje: “Si quieres volver a ver a Alonso tendrás que matar a Pamela, pero si matas a Pamela tu esposo sabrá que tú la mataste porque ellos están durmiendo juntos”.

Charo estaba desconsolada. Por una parte ella tenía un caos para resolver y por la otra sabía que su esposo Tomás estaba acostándose con su amiga Pamela.

Ella pensaba ¿cómo era posible que su vida, que estaba mal, se pudiera poner peor?

(Jorge Jacobo)

Parte 38

Charo estaba desconcertada por todo lo que pasaba y Alonso deseaba tenerla entre sus brazos. En sus sueños siempre tenía la imagen de Charo: alta, delgada, con un porte y una personalidad que a cualquier hombre llamaban la atención.

Charo, al igual que Alonso, sólo tenía ojos para él. Ella soñaba con estar a su lado, pero quién iba a pensar que su sueño se haría realidad?

Cuando Charo estaba en su despacho, entró Alonso con una sonrisa de oreja a oreja. Él no sabía cómo invitarla a comer a su casa.

-Hola, Charo. Cómo te encuentras? –dijo Alonso.

-Muy bien, aquí con un poco de hambre –respondió Charo

Alonso pensó que era el momento más indicado para invitarla.

-Jajaja, yo también me muero de hambre. Si gustas vamos a cenar, qué te parece?

-Oh!, encantada, dejame guardas mis cosas.

Cuando iban en camino, Charo imaginaba caer en sus labios rojo cereza. Estaba tan emocionada. Siempre esperó este momento a su lado.

Dentro de la casa de Alonso ella estaba tan sorprendida pues las casa estaba tan limpia… no parecía que ahí viviera un joven soltero. Mas bien parecía de un joven casado. Ella se desconcertó y, ansiosa, la preguntó:

-y vives solo, Alonso?

-Mmmm, por qué la pregunta? –respondió él, muy desconcertado.

-oh, es que está tan bonita y limpia tu casa y tiene un toque femenino, hermoso. Es por eso la pregunta.

-la verdad no vivo solo, aquí también vive mi nana Esmeralda. Ella es la que decora y alza.

Entraron al comedor. Una cena perfecta los esperaba.

A la luz de las velas Alonso le confesó su amor a lo que ella tan emocionada correspondió a su amor.

(Cristy :D)

Parte 39

Alonso seguía cultivando su mente con el arte de la lectura, sin voltear a ver a la mujer que se encontraba presente. Charo, harta de ser siempre una mujer buena, fiel a su marido, a su trabajo, a todo. Golpeó contra el escritorio con enorme fuerza, llamando la atención del distraido caballero.

-que no has escuchado mi pregunta? –murmuró Charo con su mirada penetrante clavada sobre los ojos sorprendidos de Alonso.

-Claro, ya te lo dije, y te lo vuelvo a repetir. El aire acondicionado está bien, no te preocupes sólo déjame solo.

Dicho esto, prendió fuego a su añorada pipa. Entonces Charo suspiró profundamente y, sentándose sobre el escritorio, cruzando la pierna, despertó el deseo lujurioso de aquél hombre indiferente.

-acaso es mi imaginación o la habitación arde de calor?- Charo se acercó a Alonso con intenciones provocativas y, susurándole al oído

-Mira cómo mi piel suave, delicada y deseable grita por una caricia de un hombre que la despierte de su eterno sueño-

Charo estaba seduciéndolo. Era algo de esperar. En un arrebato de locura que en algún momento de toda mujer debe pasar, y que si no satisface su éxtasis de placer, quedará con el deseo por dentro aguardando hasta que sea el momento de salir. Pero ese era el momento de emerger, ya era la hora de liberarse y romper las reglas, era el tiempo de sacar su instinto animal que toda verdadera mujer debe gozar. Sería terrible la idea de quedarse con las ganas de experimentar lo que se siente ser libre y hacer lo que tú quieras, ser por un momento alguien que no eres y disfrutar de lo placentero que es eso.

Alonso la miró fijamente, anonadado y sorprendido por su par de piernas firmas y esculturales. Una gota de sudor emergió de la frente de Alonso posándose sobre el bazo de la atractiva mujer.

-oh, entonces el aire acondicionado sí está descompuesto, porque a empiezas a sudar. Si quieres puedo calmar tu ardiente cuerpo.

Charo se inclinó buscando unos pañuelos bajo el escritorio, mientras le pobre hombre víctima de la lujuria y del poder macabro de la fogosa mujer, suspiraba tratando de calmar sus instintos salvajes

-Charo, es hora de que te retires porque si no… -dijo Alonso con la mirada perdida entre sus pechos.

-porque sino qué, Alonso?¿Acaso serás capaz de rechazar a esta noble dama ue desea calmar su ardiente deseo de placer? –dice Charo hipnotizándolo con el movimiento erótico de sus senos.

Hechizado por el embrujo total de Charo, Alonso comenzó a excitarse, mientras no esperaba la trampa mortal de la mujer. Alonso se levantó de su asiento y se acercó con intenciones de corresponderle, pero para esto Charo tenía un mejor plan… empezó acariciando su bello rostro, y la mujer, fingiendo placer hipócritamente, danzando al son de sus exquisitas caderas, clavó su mirada llena de mentiras sobre su inocente e ingenua víctima.

(Alma Rosa Hernández Gutiérrez)

Parte 40

Charo decidió no hacer caso a la reacción de Alonso. Quedó en silencio un momento y cerró la puerta sin decir nada mas. Alonso ni hizo caso mínimo a la partida ni a la pregunta de Charo.

Mientras se dirigía a su oficina, ella pensaba. Hasta cierto momento sus pensamientos deprimentes sobre su vida monótona se convirtieron en pensamientos desafiantes: “Por qué voy a conformarme con lo que vivo? Voy a soportar otro día idéntico al de hoy?”
Caro, llena de decisión, se convertía de nuevo en una temerosa Charo. Recogió todos los papeles de su oficina, los metió en una caja y la llevó a su carro. Charo puso la caja en el suelo para abrir su carro y, al momento de meter la caja en el asiento trasero se detuvo. Toda aquella voluntad que se había desaparecido volvía. Charo detestaba ser considerada una mujer típica. Ella no quería ser una criminal ni nada por el estilo, pero deseaba ser vista de otra forma, perder su imagen de mujer sumisa. Arrojó la caja en su auto y, de un golpe, cerró la puerta. Entró a toda prisa a las oficinas y abrió velozmente la puerta de la oficina de Alonso.

-quiero que me incluyas en el siguiente caso, uno de las mas importantes! –le dijo a Alonso, en tono reclamante.

Alonso, estupefacto, preguntó sobre su marido, a lo que Charo respondió: Al demonio con eso, quiero tener un caso importante.

Alonso se sonrió y mirá a Charo cuando le dijo

-¿lista para partir a Rusia? –en tono de broma.

Charo, en una postura de orgullo y con mucha seguridad, asintió. Empacó esa misma noche para partir a Rusia.

(Okashi – GCV)

Parte 41

Mientras iba bajando las escaleras dio un sobresalto al encontrase con esa figura masculina tan conocida por ella, claro.

Se trataba de Álvaro. Pero cómo la había seguido hasta aquí? Su corazón dio un vuelco… y se fue alejando poco a poco de modo que no fuera descubierta. Pero era tarde.

Escuchó una voz que la llamaba, y supo perfectamente de quién se trataba. Trató de correr pero sus piernas no le respondieron. Trató de pedir ayuda, pero su cuerpo la engañaba. Se volteó hacia él y lo miró un tanto sarcástica. Tenía que mostrar seguridad, si es que no quería caer una vez mas en su sucias trampas.

Él se acercó poco a poco, admirando la gran belleza de ella. Quiso apretarla contra sí, no tenía idea de cuánto la amaba, y lo que aun mas le dolía era que ese amor no era correspondido… o al menos eso creía. Siguió caminando hacia ella, a tal punto que quedaron a escasos centímetros el uno del otro. Pero hubo una reacción que él no se esperaba. Ella giró y cuando intentó huir, él la tomó de la cara y la besó. Ese beso fue mágico. Recordaron antiguas vivencias que seguían en lo mas profundo de sus seres.

Pero Blanca terminó con ese momento mágico al propinarle una bofetada y decirle:

-qué demonios quieres? Que, acaso quieres seguir jugando conmigo?

Él la miró y quiso darle una explicación, pero ella prosiguió:

-tú sólo me has herido y no sabes cuánto. Pero ahora te toca a ti.

La miró pensativo. Le encantaba que su chica fuera vengativa y mas aun esa cara que ponía cuando estaba enojada. Sacudió su cabeza, no era momento para tonterías como esas. Tenía que darle una respuesta y que fuera rápida.

(Cristina Sáenz Esqueda)

Parte 42

Mientras Charo estaba cerca del despacho de Alonso, notó que dos personas se aproximaban. Eran dos hombres de aspecto un poco extraño. Así que decidió alejarse. Se topó con los dos hombres de rostro pálido que le causaron calosfríos y un poco de miedo, ya que ella nunca había visto a esas personas visitando ese lugar.

Un poco nerviosa decidió ir a prepararse un te que pensó la tranquilizaría. Luego decidió volver a pasar cerca del despacho de Alonso, y vio que ambos hombres se encontraban sentados frente a Alonso. Sin embargo no charlaba con él y era como si ellos no se encontrasen allí ya que Alonso seguía leyendo su revista, muy concentrado.

Charo, muy confundida, decidió investigar qué era lo que pasaba con esos dos hombres ya que cada vez que los veía sentía un miedo inexplicable. Decidió entrar al despacho de Alonso y preguntar si esperaba a alguien. Alonso les respondió que ese día no esperaba a nadie, por eso estaba leyendo.

Charo, muy confundida, se retiró y se dio cuenta de que los dos hombres la veían así que apresuró el paso y se retiró a su casa. Presentía que alguien la seguía, y se sentó un rato en las bancas del parque. Cuando, de repente sintió otra vez los escalofríos, giró la cabeza y vio a los dos hombres. Charo, nerviosa, se armó de valor y les preguntó quiénes eran y de dónde eran. Los hombres le contestaron “Nosotros no somos de aquí, ambos hemos venido porque tú corres peligro en tu trabajo. Estuvimos cerca de Alonso ya que él es el causante de que corras peligro”.

Charo, confundida, pidió una explicación. No entendía cómo ellos sabían eso.

Los dos hombres le confesaron que ellos habían fallecido en un accidente, y que Alonso los había mandado matar porque ellos sabían un secreto muy oscuro de su vida. Charo no podía creer lo que le estaban diciendo y decidió escuchar toda la historia.

(Angel Citlali Rodríguez Hernández)

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