domingo, 6 de enero de 2008

Parte 8


Pero, ¿cómo explicarle a Maite todo lo que Alvaro le había hecho sentir? ¿Puede haber vida sin dolor? A gozar, a gozar…

No habrían pasado ni un par de semanas desde su primera vez, - sólo tenía que recordarlo para que todo su cuerpo se estremeciera-, cuando él se lo propuso. No podía dar crédito a sus palabras. Si era cierto que la quería, ¿cómo podía proponerle algo así? A ella, que le había entregado cada milímetro de su piel. ¿Sólo su piel? Que va… Había sido mucho más que eso. Y, sin embargo, cuando sus ojos verdes le imploraron, le suplicaron, que accediera a su deseo ella no pudo decir que no.

Blanca detuvo el coche junto a un parque. Salió de él precipitadamente. Tenía que respirar. Se sentía aturdida, como si el sudor de la otra aún mojase sus pechos desnudos. Hacía tanto de eso y todavía lo recordaba como si el tiempo se hubiese detenido en ese instante para siempre.

Pepe Rodríguez

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