domingo, 6 de enero de 2008

Parte 7

El volver a ver a Alvaro le había removido las viejas emociones, las cándidas ilusiones de su primera juventud, el intenso afán por conocer el "Amor", así con mayúsculas, pero, precisamente por eso, ahora le hacía sonreir aquella visión tan "inocente" de lo que podía ser una relación amorosa. Ahora podía pasar una noche con él disfrutando del sexo y de aquel estilo apasionado e intenso que él mostraba en los primeros contactos o cuando hacía tiempo que no se habían visto. Ya no se dejaba engañar. Había sufrido demasiado en la primera etapa, cuando soñaba con un amor eterno y una dedicación exclusiva.

Ella entonces era así de romántica e ingenua. Había llegado a poner en riesgo su carrera y durante aquel curso de su relación con él sacó las notas más bajas de su vida, adelgazó visiblemente y su atención se perdía siéndole muy difícil la concentración. Afortunadamente y, como una auténtica y milagrosa casualidad, un día se encontró con una profesora del instituto que la conocía muy bien y que le había augurado un risueño porvenir como profesional. Inmediatamente se dio cuenta del cambio que se había producido en ella y, a pesar de que Blanca trató de escurrirse alegando urgencias, consiguió convencerla para tomar un café.

Comenzó a preguntarle con sutileza y comprobó que ella contestaba con evasivas. Al darse cuenta de la situación tan delicada por la que pasaba le dijo directamente que estaba poniendo en riesgo su futuro y estuvo llamándola por teléfono durante un tiempo hasta que la vio "fuera de peligro". Fueron muchas charlas en las que Maite, como la llamaban sencillamente sus alumnas, le daba lecciones, esta vez de adaptación a la vida. Le hizo ver que, antes de unir su vida a alguien debía clarificar la suya, que era muy peligroso basar el futuro, la estabilidad emocional, la felicidad en alguien. Que primero debía conocer qué era lo que ella pretendía de la vida y según ello escoger a alguien que la ayudara a cumplir esos deseos y no proceder al contrario. Que si deseaba formar una familia aún era esto más importante pues darle un padre inadecuado a los hijos era algo terrible que condicionaría toda su vida.

Blanca no había olvidado a Maite y, de hecho, de vez en cuando se comunicaba con ella para irla informando de sus progresos.

Teresa Pi

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