domingo, 6 de enero de 2008

Parte 14

Blanca estaba aún muy confundida. Un día había partido en vuelo llevándose a su gato Eusebio y presa de la ansiedad y con tanta complicación amorosa, había olvidado retirarlo del depósito de mascotas del aeropuerto. Para más, aun no caía en la cuenta acerca de quién era el del cuadro que le había resultado tan familiar.

También había olvidado llamar a Maite para informarle cómo iban las cosas.

Cuando el mesero se acercó para tomar su pedido debió esperar algunos minutos pues Blanca se encontraba en medio de esas cavilaciones. Definitivamente estaba inmersa en una enorme confusión y ahora se estrechaba en los brazos de este nuevo ¿amor?, se sintió más confundida.

Prefirió escapar nuevamente. Pretextando molestias estomacales logró deshacerse del también ahora confundido joven. Luego buscó la calle, necesitaba claridad.

Caminó por una hora. Una fina llovizna comenzó a caer, la atmósfera pesada y pegajosa se sumaba a su sensación de búsqueda e insatisfacción.

No llevaba registro del tiempo ni el lugar. Hasta que desembocó en una iluminada vía y a su diestra una cafetería. Entró como una autómata sin percibir lo poco concurrido del lugar. Tomó asiento en una esquina desde donde tenía una vista panorámica del lugar. Su mirada permanecía fija en ninguna parte pues aún trataba de desenmarañar la madeja de sentimientos confusos en su cabeza. Lo único claro era que debía cambiar su rumbo. Era una especie de Robinson perdida en la isla urbana, pero sin un Viernes en quien encontrar un diálogo, una comunicación o simple retórica...

En medio de su campo visual se interpuso una figura masculina. Caminaba directamente hacia ella. Hizo el esfuerzo por fijar la mirada en el que se acercaba y lo que vio le pareció increíble. Se trataba de Sebastián Altunez quien había sido su jefe durante su permanencia en el Agencia Espacial Europea donde ella había desarrollado algunas investigaciones en el Departamento de Astrofísica que complementaron estudios de Antúnez sobre creación de vida in vitro. Al reconocerla se había puesto de pie y dirigido de inmediato hacia ella. Hacía tiempo que estaba tratando de encontrarla, tenía noticias verdaderamente importantes que cambiarían el sentido de su vida.

La intersección de la causalidad y la casualidad se había producido. Aunque algunos no creen en las casualidades...

-Blanca! si supieras cuánto hace que te busco! cada vez que he estado a punto de dar contigo te ibas hacia otra ciudad-dijo estrechándola en un abrazo.

-Señor Altúnez, es una sopresa muy agradable volver a verle respondió Blanca.

Tomaron asiento, los minutos comenzaron a correr y los temas giraron desde lo agradable del encuentro hasta los referidos al trabajo y la investigación científica.

Altúnez fue al grano y le explicó que las investigaciones que Blanca había abandonado para viajar a París, habían sido un éxito rotundo. Ahora podían explicar la creación de la vida, reproducida en otro planeta en condiciones similares a la Tierra. Como el caldo originario Carbono Hidrógeno Nitrógeno Oxígeno... pero recreado por la ciencia.

Altúnez trataba de convencerla: debía volver a sus investigaciones, ahora mas que nunca.
Blanca miró a Altúnez por primera vez a los ojos desde que éste se reencontrara con ella y, cuando estaba por contestarle se percató de algo: sus ojos, esos ojos...

NEFERTITI

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